miércoles, 6 de febrero de 2019

falsos acuerdos


Cuando los acuerdos no son convenidos.

Es una práctica que empieza a ser muy habitual en el quehacer habitual de compañeros que se visten tras una apariencia de ser abogados que prefieren un acuerdo antes que a un juicio. Curiosamente esos son los compañeros que con mas frecuencia ocasionan mas desacuerdos que acuerdos, porque curiosamente se creen que tienen la verdad absoluta sobre los hechos y sobre lo que se tiene que pactar.

Los buenos compañeros que quieren llegar a acuerdos deberán exponer sus intenciones o por lo menos los extremos sobre los que quiere transigir y sobre los que no. De esa manera se pueden acercar posturas.

El imponer condiciones y sobre todo convenios y acuerdos sobre los que no se puede negociar no es ser un abogado de acuerdos.
El ámbito donde mas se suele ver este tipo de actuaciones son en compañeros abogados que dicen ser especializados en derecho de familiar, pero que intentar imponer su criterio a la hora de negociar un convenio.

Me gustaría hacer un llamamiento a los compañeros para que recapacitemos en que prácticamente ningún cliente nos cuenta toda la verdad, así que nosotros tampoco podemos imponer criterios basados en esos criterios que los clientes nos transmiten, ya que hay muchas veces que una vez acabado el juicio es el propio cliente el que cuenta toda la verdad, o que en el propio juicio nos enteramos de extremos que el cliente nos ha ocultado.

Es imposible estar las veinticuatro horas en la vida de una persona, mucho menos grabarlas y luego como se interpreta los hechos, de manera que una misma vivencia cada partícipe de la misma la vive de manera individualizada y personalizada.

De manera que es difícil llegar a un acuerdo pero si los abogados asumimos como personales los expedientes basados en lo que el cliente nos cuenta, rara vez mantendremos la imparcialidad y la objetividad para poder acercar posturas basadas en criterios razonables, ya que pasaremos a ser alentadores de criterios emocionales de nuestros clientes.

Acuerdos si, pero que sean favorables a ambas partes. Cada acuerdo que se tome en el que una de las partes salga desfavorecida será un mal acuerdo porque habrá un vencedor y un perdedor, y perderíamos la esencia principal de lo que es un consenso.